
«Mi misión es facilitarte el camino hacia una vida plena a nivel físico, mental y espiritual»
¡Hola! Mi nombre es Luis Garre y cuando estaba terminando mi etapa en el instituto y podía divisar al fondo un futuro universitario me «dormí en los laureles» y la universidad pasó ante mi como un tren a toda prisa sin detenerse.
En cierto modo no me importó demasiado pues en realidad no tenía ni idea que estudiar. No encontraba nada interesante. Veía como muchos compañeros de clase elegían o sabían de forma clara cuál iba a ser su futuro profesional pero en mi cabeza lo único que tenía claro era que ninguna carrera me llamaba la atención lo suficiente.
Siempre he sentido en mi interior una vena creativa queriendo salir fuera. En la época adolescente se desarrolló en forma de música. Fueron unos diez años tocando la guitarra eléctrica y componiendo canciones en varios grupos de rock. Recuerdo esa etapa con mucha nostalgia. La pintura o el dibujo también consiguieron avivar por momentos esa «llama creativa» interna de la que te hablo.
Breve historia…
Finalmente decidí estudiar una formación superior de audiovisuales (Imagen y sonido) y terminé siendo cámara de televisión en canales locales de mi provincia. Me gustaba mucho ese trabajo porque se adaptaba como un guante a mi forma de ser. Era una labor dinámica y podía estar en la calle la mayor parte del tiempo. Siempre me he sentido incómodo trabajando entre cuatro paredes.
Mi trabajo era el de cámara de vídeo para informativos, así que allá donde estaba la noticia, me encontraba yo con mi cámara a cuestas y el redactor o redactora a mi lado para hacer los reportajes. Sobreviví así unos cuantos años hasta que entendí que no quería seguir dependiendo de un sueldo mísero para toda la vida, pues se pagaba muy mal ese tipo de profesión y se sigue pagando igual de mal a día de hoy (una pena porque es un trabajo bastante divertido, o al menos para mí lo era).
Pensé en volver a intentar dar otro giro a mi vida laboral re-inventándome de nuevo para «ganarme las habichuelas». Así fue como se me ocurrió la idea de preparar unas oposiciones para el cuerpo de la Policía. Año y medio más tarde de meterme en casa a invernar como los osos y gracias a la constancia y a la focalización en el objetivo, salí en busca de ese sueño y conseguí mi plaza. Logré la mejor nota quedando el primero en la lista de aprobados. Había llegado la hora de «relajarme». Pensaba que ya estaba todo hecho, pues había terminado por fin una época de gran inestabilidad a nivel laboral. Llegaba el momento de vivir sin estrés para siempre…
(que equivocado estaba).
Desde que comencé a trabajar como policía he vivido de todo menos estabilidad. No viene al caso explicar ahora con pelos y señales mi experiencia personal, pero quédate con la idea de lo mismo que ocurre en la gran mayoría de trabajos, sean del tipo que sean. Seguro que tú también sabes de lo que te hablo porque lo has vivido o lo sigues viviendo a día de hoy. Me refiero a los típicos intereses personales de algunos dentro del colectivo, a la falta de compañerismo, a los dirigentes incompetentes, a los jefes ineptos e ineficaces, a las injusticias constantes, etc …
El despertar hacia la acción…
Depués de pasar ocho años desde que conseguí mi propósito y la estabilidad laboral que tanto había anhelado, sentía que mi vida se encontraba demasiado acomodada y algo en mi interior me estaba impulsando fuera de esa zona estable y sin motivaciones.
¡Por fin despertaba para ponerme a prueba otra vez!
Empecé a interesarme por libros relacionados con el crecimiento personal y la psicología de las emociones humanas. Reconozco que siempre me ha llamado la atención el comportamiento humano a nivel emocional y de conducta. En pocos años me transformé en un «devorador» de libros de auto-ayuda, crecimiento y desarrollo personal, motivación, psicología del comportamiento humano, espiritualidad,metafísica e incluso parapsicología (he de confesar que me apasiona todo lo que envuelve misterio y por supuesto el «más allá» con todos sus interrogantes).
Libros sobre el universo y sus teorías, experiencias cercanas a la muerte, casos de reencarnaciones, hipnosis o mensajes de maestros espirituales son algunos de los temas que me siguen atrayendo a día de hoy en la búsqueda incansable hacia nuevos descubrimientos.
Comencé a plantearme varias preguntas en mi cabeza. Me cuestionaba principalmente el porqué de que determinadas personas mantengan sus vidas vacías e inmóviles ante lo que les va sucediendo en ellas y no hagan absolutamente nada por cambiar esa situación que tanto detestan.
En mi trabajo como policía durante estos últimos ocho años he podido observar y aprender que existen demasiadas personas que dejan que la vida les zarandee de un lado hacia otro como si fueran barcos a la deriva y sin timón, viendo pasar los años sin hacer nada por cambiar su realidad ¡Es una verdadera lástima! Observo como permanecen dormidos o en estado de letargo constante y totalmente pasivos o inoperantes a las circunstancias que les rodean, me parece triste.
Existencialismo…
Así fue por lo que me interesé por el propio sentido de la vida y busqué mi verdadero propósito en ella desde el interior, encontrando mi lado más espiritual. Hallé verdades que hicieron que mi vida diera una nueva vuelta de tuerca en el plano más profundo de mi ser. Conseguí la confianza suficiente como para difundir un mensaje de ayuda a todas las persona que se encuentran impasibles y dormidas, o que están dejando pasar una oportunidad increíble para poder sentirse realizadas consigo mismas en este plano físico en el que ahora nos encontramos.
Permanecer vivos y estar respirando ahora mismo es motivo de agradecimiento y alegría permanente.
No podía dejar pasar más tiempo, así que me puse manos a la obra. Comprendí que no debemos desaprovechar nuestras capacidades intelectuales, habilidades o valores intrínsecos que podamos aportar a los demás. No quería seguir acomodado en la rutina, sentado en un sillón y sin prestar atención a mi propio potencial humano. Conversé con mi yo superior y llegué a varias conclusiones espirituales. Me dije…
Me dí cuenta a tiempo…
…»Si dispongo de esta gran salud, la cual ahora disfruto, mientras dure tengo que aprovecharla en aportar valor a las personas. Si conozco verdades que funcionan para el crecimiento como seres humanos de buen corazón (que en el fondo todos somos) debo difundirlo y no guardármelo para mí. Si puedo ayudar con mis experiencias personales a que las otras personas que habitan en este planeta sean mejores, debo hacerlo. Si mi propia vida y mi propio ejemplo pueden servir para el crecimiento de otros, tengo que contarla»…
Así fue como comencé la labor de escribir a diario con mucha constancia y sin pensar demasiado en las inevitables dudas que podían presentarse en mi mente y que de hecho iban a manifestarse…
La mente se encarga de sacar a relucir constantemente miedos y debilidades para que desistas de tus ilusiones o proyectos.
Me dispuse a salir de mi zona de confort…
Cuando aparece el miedo humano que todos en mayor o menor medida sentimos, piensas que no eres lo suficientemente bueno o que no estás capacitado para contar nada valioso e interesante a nadie. Como imaginarás no hice caso a mi lado negativo y me centré totalmente en el positivo. Precisamente ese pequeño gesto y esa consciente y gran decisión fueron los responsables de la confianza necesaria que obtuve como recompensa para ponerme a escribir.
Comencé con un método muy simple pero increíblemente efectivo.
Al igual que dedico una hora al día de mi tiempo libre a la actividad física o a la reflexión personal profunda y a la meditación, empecé a otorgarle a la escritura otro nuevo hueco del valioso tiempo que todos tenemos cada día.
Y descubrí que sí tenía algo que decir y aportar a los demás.
Comprendí que podía servir de ayuda a otros y eso fue muy gratificante.
Mi intención es tener impacto positivo en la vida de las personas y mi motivación y confianza han ido creciendo de forma imparable durante estos últimos años. Comencé a escribir sin marcarme ninguna expectativa concreta, nada más que la de servir de ayuda a quien pudiera conocerme. Y logré crear este gran proyecto en el que estoy ahora inmerso y del que no quiero dejar de aprender nunca. Hoy puedo decir orgulloso que continúo escribiendo a diario y que gracias a esta actividad tan bonita y creativa he conseguido despertarme del letargo en el que me encontraba para descubrir que no puedo dejar pasar mis días sin aportar valor a la vida.
Esta es ahora mi gran misión y me dispongo a realizarla sin descanso.
LuisGarre.